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Las imágenes, tomadas en noviembre de 2012, muestran por primera vez, de cerca y de manera visible, una tormenta que sobrevive a base de “pequeñas cantidades de vapor de agua presentes en la atmósfera de hidrógeno de Saturno”, contrariamente a las terrestres, que se alimentan del agua caliente de los océanos.
“Comprender cómo las tormentas saturninas son capaces de utilizar el poco vapor de agua que tienen a su disposición podría ayudar a los científicos a comprender mejor cómo se forman y cómo evolucionan los huracanes terrestres”, señalaron los expertos de la ESA.
Los datos aportados por la sonda Cassini –un proyecto de la ESA, la NASA y la Agencia Espacial Italiana– desvelan también que el huracán de Saturno permanece en el polo norte saturnino, mientras que esos fenómenos en la Tierra tienden a desplazarse hacia los polos.
El ojo del huracán de Saturno fotografiado por la ESA está activo, al menos, desde 2006 y tiene una extensión de 2.000 kilómetros. Esto supone que es unas 20 veces mayor que sus homólogos en la Tierra.
Además, está rodeado de una banda de nubes finas y brillantes que se desplazan a 540 kilómetros por hora.
“Los vientos en la pared del ojo de esta tormenta soplan cuatro veces más fuerte que en los huracanes de nuestro planeta”, resumieron los expertos de la ESA.