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Aún así, analistas y funcionarios del Gobierno dijeron que la huelga tendría poco impacto sobre los esfuerzos de Temer por lograr que el Congreso apruebe reformas económicas, algo que la mayoría espera que ocurra debido al respaldo al presidente entre los legisladores.
El portavoz del Gobierno, Marcio de Freitas, dijo que la huelga se concentró estratégicamente en el transporte público para que incluso la gente que quería ir a trabajar no pudiera hacerlo, de otra manera habría parecido “débil”.
Agregó que no hay “marcha atrás” en las reformas.
El gobierno plantea una edad mínima de jubilación, lo que obligaría a muchos a trabajar por más tiempo para recibir una pensión y reduciría los pagos en un país donde muchos se retiran con beneficios completos a los 50 años.
Los manifestantes bloquearon entradas a aeropuertos y estaciones de metro y quemaron numerosos autobuses.
La Policía disparó gas lacrimógeno para despejar calles también bloqueadas con barricadas en llamas.