Hace 100 años, Alemania le declara la guerra a Rusia y todo se agrava

El 1 de agosto de 1914, el emperador alemán Guillermo II le declara la guerra a Rusia, está a punto de atacar a Francia y su embajador en Londres le ha asegurado que Gran Bretaña se mantendrá neutral. El ejército germano confía en que el conflicto será un paseo de unas pocas semanas. Pero se trata apenas de las primicias de la Primera Guerra Mundial, que durará cuatro años.

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BERLÍN (AFP).Horas antes, el káiser había ordenado la movilización general, en respuesta a la decretada el 30 de julio por el zar Nicolás II para intimidar a Austria-Hungría, que acababa de atacar a la pequeña Serbia.

Desde hacía dos días, la guerra se anunciaba inminente en Alemania, obsesionada por un posible cerco por parte de Rusia, Francia y Gran Bretaña, aliadas en el seno de la Triple Entente.

Por miedo a penurias, los ciudadanos hacen acopio de reservas de alimentos, y los precios se disparan. El emperador firma la declaración de guerra bajo la mirada satisfecha de sus estrategas militares, algunos de ellos llorando de alegría al ver llegar por fin el conflicto para el que tanto se han preparado, explicó el historiador germano-británico C.G. Roehl.

Guillermo II se dirige entonces a la muchedumbre entusiasta, congregada frente al balcón del castillo de los Reyes de Prusia en Berlín, joya de la arquitectura barroca. “Si nuestro vecino no acepta la paz, espero que el pueblo alemán y el imperio unido salgan victoriosos de este conflicto, con la ayuda de Dios”, indicó.

“No conozco partidos, sólo conozco alemanes”, agrega el káiser, prusiano y protestante, llamando a la unidad a los socialdemócratas y católicos, reticentes a la guerra. “¡Hurra!”, claman los burgueses, arrojando al aire con alegría sus sombreros.

Con la orden de movilización contra Rusia, se activa la maquinaria de guerra alemana, pero, paradójicamente, la mayoría de los soldados deben dirigirse hacia el oeste.

Y es que el “plan Schlieffen”, preparado con minuciosidad durante años ante un posible conflicto con Rusia, prevé empezar por atacar a Francia, aliada del Imperio de los zares.

El objetivo es aplastar al ejército francés en unas semanas, atacando masivamente desde el norte tras invadir Bélgica, para luego enviar las tropas contra el ejército ruso.

Berlín piensa que así evitará librar una guerra de dos frentes, convencido, además, de la neutralidad de Gran Bretaña.

Pero un telegrama del príncipe Lichnowsky, embajador de Alemania en Londres, recibido hacia las cinco de la tarde, ensombrece repentinamente el clima de optimismo, dice Roehl. Según el diplomático, Gran Bretaña podría mantenerse neutral solo si Alemania atacara únicamente Rusia y no Francia. Pero otra será la realidad, finalmente: todos se involucran en el conflicto.

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