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Un grito y vítores se escucharon en la céntrica plaza Dam, donde se congregaron 25.000 personas –según la Policía– vestidas de pies a cabeza de Naranja, como corresponde a la Casa de Orange.
El rey apareció flanqueado por su madre, que no pudo contener el llanto, y la reina Máxima.
También estaban presentes la hija mayor de ambos, Amalia, de nueve años, quien pasó a ser Princesa de Orange, título de la heredera, y las pequeñas princesas Alexia y Ariane.
Como en los Países Bajos “no hay coronación, sino investidura, el Rey no lleva nunca la corona”, explicó la Casa Real.
Durante la investidura, se depositarán las regalías (cetro, globo imperial, la espada real y el estandarte real con el escudo holandés) en la mesa como credenciales.
A la ceremonia asistirán 20 delegaciones de las casas reales del planeta, entre ellos el príncipe heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, y su esposa, Letizia, y el príncipe Carlos de Inglaterra, heredero del trono británico, y su esposa Camila, y el príncipe Alberto II de Mónaco.
Un 69% de los holandeses confía en que Guillermo Alejandro será un buen Rey, según un sondeo de la televisión Nos, divulgado un día antes de la investidura real. Un año atrás, eran un 59%.
El nuevo Rey fue uno de los primeros en casarse por amor con una joven sin sangre azul, que además no era holandesa, sino sudamericana.