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El llamado “Informe Lescure”, recibido ayer por el Gobierno francés, busca actualizar el concepto de “excepción cultural”, nacido en los años ochenta para que los grandes distribuidores de bienes culturales aportasen parte de sus beneficios a la creación cultural.
La nueva batería de medidas que estudiará el Gobierno francés pretende adaptar ese espíritu al siglo XXI y a la época de la piratería digital y de los gigantes de la distribución, como los estadounidenses Amazon, Google o Apple.
Se trata de que quienes fabrican y comercializan los aparatos que puedan reproducir texto, video o audio aporten un canon digital destinado a reforzar la industria cultural francesa.
El texto, redactado a petición del presidente de Francia, François Hollande, por el expresidente del Grupo Canal +, Pierre Lescure, es el resultado de nueve meses de trabajo y cientos de entrevistas con distintos agentes del sector cultural francés.
Tasa muy pequeña
La ministra francesa de Cultura, Aurélie Filippetti, señaló tras recibir el estudio que esa tasa sería extremadamente pequeña y servirá para alimentar “una especie de cuenta de apoyo a las industrias creativas: la música, el cine, la fotografía y el videojuego, que crean empleo en Francia”.
El “Informe Lescure” traza también otras líneas de actuación política, como reducir de 36 a 18 meses el tiempo mínimo que debe transcurrir entre la llegada de una película a las salas de cine y su explotación en pago por visión.