Felipe VI, un rey moderno para la España del siglo XXI

MADRID (AFP). Moderno y discreto, Felipe de Borbón, que reinará como Felipe VI, ha sido educado a lo largo de toda su vida con el único objetivo de convertirse en jefe de Estado, una responsabilidad que asume ahora, a los 46 años, tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I de España.

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Nacido el 30 de enero de 1968 en Madrid, desde muy pequeño tanto el rey Juan Carlos como su esposa, la reina Sofía, le educaron para ocupar un día el trono.

Su gran desafío es convencer, en un país donde el respaldo a la monarquía alcanza mínimos históricos tras una serie de escándalos que a él no le han afectado directamente.

De semblante grave pero sonriente y más reservado que su padre, el futuro rey sufrió durante mucho tiempo la comparación con Juan Carlos, en una España donde muchos se declaraban más “juancarlistas” que monárquicos.

Pero los repetidos problemas de salud del monarca, su polémico viaje en abril de 2012 para cazar elefantes en Botsuana y la investigación por corrupción a su hija menor, la infanta Cristina, y al esposo de esta, Iñaki Urdangarin, hundieron la popularidad del Rey.

Imagen de normalidad

En cambio, la imagen del príncipe subía.

“La figura del Rey ha sufrido un deterioro y la del Príncipe de Asturias se consolida como la de una persona que está muy preparada”, decía a inicios de 2013 el profesor de derecho constitucional Antonio Torres del Moral.

De ojos azules y casi dos metros de altura, el elegante Felipe se esforzó por dar una imagen de proximidad y modernidad; a lo que contribuyó su matrimonio en 2004 con Letizia Ortiz, una plebeya, divorciada y periodista, algo inédito en la historia de la monarquía española.

De su matrimonio nacieron sus dos hijas: Leonor, en octubre de 2005, y Sofía, en abril de 2007.

Aprendiendo a ser rey

En 1977, con nueve años, un “principito” de pelo rubio dio su primer discurso público ante las Cortes españolas al ser nombrado Príncipe de Asturias y heredero de la Corona.

Tal vez la mayor lección para él llegó cuatro años después cuando, el 23 de febrero de 1981, asistió junto al rey al intento de golpe de Estado del teniente coronel Antonio Tejero.

“Su padre quiso que estuviese en el despacho para que le viese actuar”, relató Sofía en el libro “La reina” de Pilar Urbano.

“Hizo bien, porque cuando se es un muchacho de 12 años, esas escenas, esas actitudes de firmeza del padre, esa lucha por ganar para los españoles la libertad y la democracia, todo eso se graba en la conciencia y es una lección inolvidable”, añadía.

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