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La ciudadana paraguaya Clara Recalde, su esposo Ahmed Ammaneh, y sus tres hijos llegaron hace casi un mes al Paraguay y se hospedan en la casa de la hermana de la mujer, ubicada en el km 8 Acaray, jurisdicción de esta ciudad.
Clara es la única que habla fluidamente el castellano en su seno familiar y relató que el año pasado las fuerzas revolucionarias ingresaron a la ciudad de Aleppo, donde vivían. A partir de allí, los tiroteos, bombardeos, asesinatos y secuestros eran cada vez más frecuentes.
Luego mencionó que hace unos meses la constructora donde trabajaba su marido fue blanco de explosiones, al igual que la universidad a la que iba su hija, con lo cual se puso fin a las posibilidades de trabajar de su esposo y de que sus vástagos puedan ir a estudiar con seguridad.
“En la ciudad en la que estábamos es donde ocurrían las peores ejecuciones (asesinatos). A mi cuñado le secuestraron para pedir rescate y hasta llegamos a ver gente siendo cercenada con motosierras. Conforme pasaba el tiempo iban sucediendo cosas cada vez peores”, explicó la mujer.
Dijo que estaba consciente de que su vida y las de sus familiares corrían peligro de muerte. “No sabíamos si en las próximas horas nos caería una bomba o invadirían nuestras casas”, expresó.
Durante meses vivieron con cortes prolongados de electricidad, agua y hasta se volvía difícil adquirir alimentos, agregó.
El miedo siguió a la familia desde Siria hasta la capital del Alto Paraná, ya que al ser consultada Clara sobre cuál es su opinión respecto a lo que ocurre en Siria, respondió que tenía temor de provocar a los partidarios de alguno de los dos grupos en conflicto.
“Nosotros no nos metemos en política. Acá en Ciudad del Este seguimos corriendo peligro. Tanto yo, mi marido y mis hijos corremos riesgo, gente que está en contra y a favor está esparcida por todo el mundo. Muchos fueron asesinados por estar con el gobierno o viceversa”, apuntó la mujer.
Hace un mes, la familia decidió dejar su casa porque ya era imposible seguir viviendo en medio de tanta violencia, indicó Clara.
Su rostro evidencia preocupación, de tener que comenzar de nuevo su vida a causa de un problema en el que nada tienen que ver.
Informó que llegaron al Paraguay apenas con sus ropas, y que actualmente no tienen trabajo ni dinero, por lo que se encuentran esperando algún tipo de asistencia ya sea de Siria o de Paraguay.