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La convocatoria para el llamado “toplessazo” regó las redes sociales y llegó a sumar más de 8.000 adhesiones y promesas de participación, pero a la hora de dejar sus senos desnudos solo aparecieron unas pocas mujeres.
Aunque no tuvo la magnitud prevista, la protesta generó un debate que se extendió por internet, la prensa y la televisión, en el que hasta numerosos juristas exigieron una modernización del Código Penal brasileño, que data de 1940 y contiene artículos en “defensa de la moral”, que para muchos, hoy, ha quedado desfasado.
“El Código Penal fue hecho para otro mundo y mucho de lo que era obsceno en aquella época ya ha dejado de serlo”, declaró el abogado Leonardo Ribeiro da Luz, especialista en derechos civiles.
El debate generado desde el momento en que se divulgó la convocatoria, hace unos quince días, ya tuvo un primer efecto en la política y el concejal Elton Babú propuso un proyecto de ley que permita la práctica del “topless” en las playas cariocas.
Sin embargo, encontró un primer obstáculo en la presidenta de la Comisión de Defensa de la Mujer de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, Tania Bastos, quien consideró que “para eso existen las playas nudistas”.