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La Teoría General de la Relatividad, propuesta por Albert Einstein hace casi un siglo, es la más aceptada sobre cómo funciona la gravedad, pero la mayoría de los científicos cree que solo puede aplicarse a la Tierra, donde la fuerza de la gravedad es relativamente débil.
Ahora John Antoniadis, del Instituto Max Planck de Radioastronomía en Bonn (Alemania) ha podido poner a prueba esta teoría en condiciones extremas, con el estudio de esta estrella masiva de neutrones –el tipo de estrella de mayor densidad– con una fuerza de gravedad extremadamente potente en su superficie y que junto con su compañera, una estrella enana blanca, tardan unas dos horas y media en orbitar una a la otra.
En un sistema de este tipo, las órbitas se deterioran y se emiten ondas gravitatorias que restan energía al conjunto, que pudieron ser medidas por los astrónomos mediante el Telescopio VLT (Very Large Telescope) en Chile, el de Apache Point en México y el Herschel de las islas Canarias.
Los radiotelescopios Arecibo de Puerto Rico y Effelsberg de Alemania proporcionaron además datos vitales sobre los cambios sutiles en la órbita de esta pareja de estrellas, afirmó el estudio, publicado ayer en la revista Science.