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En Roma, bajo una lluvia glacial, burros, vacas, cerdos, gallinas y un sinfín de animales se reunieron en la Plaza de San Pedro para recibir la bendición de manos del cardenal Angelo Comastri, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano.
El prelado italiano recorrió después esta pequeña feria, bautizada “la granja bajo el cielo”, saludando a los ganaderos.
También en Madrid, los amantes de los animales hicieron cola desde primera hora de la mañana a la entrada de la iglesia de San Antón, con sus mascotas en brazos o cogidas por correas, a la espera de que el sacerdote las rociara con agua bendita.
Los perros son los más numerosos en venir a visitar a San Antón, pero también hay conejos, hamsters, canarios y otros pájaros, que buscan la bendición del santo.
La festividad de San Antón se celebra en Madrid de forma ininterrumpida desde el siglo XIX y también se festeja en otros lugares de España como las islas Baleares en el Mediterráneo o la ciudad norteña de Burgos.
Se dice que los animales se veían atraídos institivamente hacia San Antón a lo largo de toda su vida.
El santo, que nació en Lisboa en 1195, es representado a menudo dirigiéndose a grupos de animales que escuchan atentamente sus palabras.