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Park fue detenida en marzo de 2017 por una serie de acusaciones que revelaron las turbias relaciones entre el poder político y los grandes conglomerados de empresas familiares en Corea del Sur, aunque ella alega que es “víctima” de una “persecución política”.
La primera mujer presidente del país fue condenada en abril a 24 años de prisión, en primera instancia, La caída de Park, que se produjo a raíz de manifestaciones multitudinarias en todo el país, permitió la elección del centroizquierdista Moon Jae-in.
El caso, conocido como “Rasputina”, sacó a la luz la enorme influencia que tenía sobre ella su confidente Choi Soon-sil, una amiga de la dirigente que no tenía cargo oficial.
Las dos mujeres fueron acusadas, entre otras cosas, de obligar a los grandes grupos a pagarles miles de millones de wones a cambio de favores políticos y de despedir a los funcionarios que se oponían a sus abusos de poder.
El tribunal consideró que Park y su confidente habían “pedido dinero y favores” a las empresas y obtenido mediante la intimidación que algunas de ellas contrataran a amigos de Choi.
En julio, otro tribunal la condenó a otros ocho años de cárcel por malversación de fondos de los servicios de inteligencia y a dos años más por intervención ilegal en la designación de candidatos de su partido en las legislativas de 2016.