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Es una inusual noticia en la casa dinástica reinante con mayor antigüedad en el mundo.
Los emperadores del Japón reinan ininterrumpidamente, con datos registrados desde el año 500.
Y, según referencias históricas más o menos comprobables, podría llegarse hasta el año 600 antes de Cristo.
El Consejo Imperial de 10 miembros, integrado por legisladores, miembros de la realeza y jueces de la Corte Suprema y liderado por el primer ministro Shinzo Abe, acordó la fecha el viernes.
Akihito, quien cumplirá 84 años el 23 de diciembre y ha sido sometido a una operación cardíaca y a tratamiento por cáncer de próstata, dijo en inusuales declaraciones el año pasado que temía que la edad le dificultara cumplir sus obligaciones.
Será sucedido por su heredero, el príncipe Naruhito, quien tiene 57 años.
“Esta es la primera abdicación de un emperador en 200 años y la primera bajo la Constitución (de la posguerra)”, dijo Abe a periodistas después de anunciar la recomendación.
“Siento una gran emoción porque hoy la opinión del Consejo Imperial fue decidida sin problemas y se dio un gran paso hacia la sucesión”, agregó.
El gabinete aún tiene que firmar la decisión sobre la fecha, algo que seguramente hará esta semana.
Alguna vez considerado divino, el emperador de Japón es definido en la Constitución de la posguerra como un “símbolo del Estado y de la unión del pueblo”, pero no tiene poder político.
El emperador es ampliamente respetado en la sociedad japonesa.
Un nuevo ocupante del “Trono de Crisantemo” conlleva también un cambio de era, la cual recibe a su vez un nombre específico que sirve también para referirse al monarca de forma póstuma.
La era actual, denominada “heisei” o paz, se inició el 8 de enero de 1989, el día después del fallecimiento de Hirohito, anterior emperador y padre de Akihito.
La nueva era marcada por la ascensión al trono de Naruhito comenzará en mayo de 2019, y será bautizada con un nombre que se decidirá oportunamente.