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- La canonización, sea formal o informal, no santifica a ninguna persona. Se trata de una declaración de que ella fue santa al momento de su muerte, con anterioridad al mismo proceso de canonización.
- Existen dos vías para llegar a la declaración de canonización: a) Si se ha vivido las virtudes cristianas “en grado heroico”. b) Si ha sufrido martirio por causa de la fe.
- Para llegar a la canonización se requiere de la “realización confirmada de dos milagros”, aunque puede simplificarse el proceso a la “confirmación de uno solo”.
- En 1588, el papa Sixto V puso el proceso de canonización en manos de la Sagrada Congregación de Ritos. Pablo VI, en 1969, atribuyó esta tarea a la Congregación para las Causas de los Santos.
- La canonización se lleva a cabo mediante una solemne declaración papal de que una persona está, con toda certeza, contemplando la visión de Dios.
- Hay cinco pasos en el proceso. Transcurridos cinco años desde la muerte del candidato o candidata: a) Etapa inicial: “Se postula la Causa”. b) Primera etapa: La persona es declarada “Sierva de Dios”. c) Segunda etapa: La persona es declarada “Venerable”. d) Tercera etapa: La persona es declarada “Beata” (requiere de un milagro atribuido al candidato). e) Cuarta etapa: La persona es declarada “Santa” (se requiere de un segundo milagro).
- No existe un cómputo preciso de quiénes han sido proclamados santos desde los primeros siglos. En 1988, para celebrar su cuarto centenario, la “Congregación para las Causas de los Santos” publicó el primer “Index ac status Causarum”. Ese libro y los suplementos que le siguieron, escritos enteramente en latín, están considerados como el índice definitivo de todas las causas que han sido presentadas ante la Congregación desde su institución.
- Los primeros santos fueron los doce apóstoles.