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El bautismo tuvo lugar durante una larga misa de Sábado Santo, o de vísperas de Pascua, ante unas 10.000 personas en la Basílica de San Pedro.
La iglesia, la más grande de la Cristiandad, estaba oscura al comienzo del servicio antes de que se encendieran las luces, lo que simboliza el paso de la oscuridad a la luz cuando la Biblia dice que Jesús resucitó de entre los muertos.
El Papa tradicionalmente da la bienvenida a los nuevos miembros de la Iglesia durante el servicio del sábado por la noche.
Este año, entre los que bautizó figuró John Ogah, de 31 años, a quien los periódicos italianos llamaron el “héroe migrante” el año pasado y lo retrataron como un ejemplo de valentía y de buena ciudadanía.
En septiembre de 2017, Ogah mendigaba por monedas afuera de un supermercado en un barrio de Roma donde viven muchos inmigrantes cuando detuvo a un italiano de 37 años que acababa de asaltar la tienda con un cuchillo y se escapaba con unos 400 euros, según el canal de televisión católico TV2000.
El nigeriano, quien no tenía permiso para quedarse en Italia, retuvo al hombre hasta que llegó la policía y luego abandonó el lugar, temiendo que se descubriera que no tenía documentos, según el diario La Repubblica.
La policía, utilizando imágenes de cámaras de vigilancia, lo rastreó y lo recompensó, ayudándolo a obtener permiso legal para permanecer en el país. Un capitán de los Carabinieri, la policía italiana, que trabajaba en el vecindario, Nunzio Carbone, fue su padrino o patrocinador en el servicio de bautismo de ayer.
Carbone y sus compañeros policías ayudaron a Ogah a obtener sus documentos de inmigración. El nigeriano ahora trabaja como reponedor en un almacén para una organización de caridad.
Los otros recién bautizados en el servicio son personas de Albania, Perú, Italia y Estados Unidos. Francisco ha hecho de la defensa de los inmigrantes una parte clave de su Papado.
Hoy el Papa finalizará los servicios de la Santa Sede al celebrar una misa de Pascua y luego entregará su bendición y mensaje bianual “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.