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Las carpetas del ahora fallecido fiscal Alberto Nisman, quien llegó a conversar con ABC Color sobre algunos detalles de su pesquisa, condujeron la mira hacia la Triple Frontera, específicamente hacia el “clan Barakat”.
En ese contexto, el pedido de Interpol pretendía conocer los antecedentes, procesos y actividades de dos miembros del citado clan, entonces afincados en Ciudad del Este.
Para los argentinos, los datos colectados suponían la posibilidad de que los Barakat, con sus contactos con la Dirección General de Migraciones y la Policía, tramitaron documentaciones para al menos dos extremistas que tuvieron una participación directa en los ataques en Baires. En ese sentido, se cree que los iraníes que trasladaron el explosivo hasta Buenos Aires, previo paso por la Triple Frontera, hallaron un soporte logístico en los Barakat, a partir de una decisión de la cúpula del pro iraní Hizbullah (o Partido de Dios), en el Líbano.
De hecho, el servicio de inteligencia argentina (SIDE) junto con los de Brasil, Estados Unidos, Canadá y Chile ya tenían completos seguimientos sobre las supuestas vinculaciones de los Barakat con los principales jefes militares y políticos del Hizbullah, incluido el mismo Hassan Nasrallah, máximo líder de la organización.
La pesquisa argentina también había incluido, en su momento, a Imad Moughnie y Samuel Al Reda.
La defensa de los Barakat había descartado entonces la vinculación de estos con los extremistas que atacaron AMIA.