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WASHINGTON (Reuters). En comentarios durante una audiencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Tillerson afirmó que la apertura de la isla, donde rige una dictadura comunista desde hace más de medio siglo, ha llevado a un incremento de visitantes y vínculos empresariales estadounidenses con el país.
Estados Unidos cuenta con unas leyes que restringen la relación, principalmente económica, con la dictadura castrista.
Existen varias medidas conocidas como el “embargo” contra el régimen castrista, como que ciudadanos estadounidenses o empresas con sede en los Estados Unidos no pueden comerciar con la isla.
Las empresas extranjeras deben decidir si comerciar con Cuba o con EE.UU. Si lo hacen con La Habana, no pueden hacerlo con Washington.
A esto es a lo que la propaganda del régimen castrista denomina “bloqueo”.
El canciller estadouniense remarcó: “Creemos que hemos logrado muy poco en términos de cambiar la conducta del régimen en Cuba, restringiendo a su pueblo, y hoy tiene pocos incentivos para cambiar eso”.
Reuters informó la semana pasada que se prevé que Trump viaje a Miami, posiblemente este viernes, para anunciar una nueva política hacia Cuba que podría endurecer las reglas sobre comercio y viajes, revirtiendo partes de la apertura de su predecesor hacia la isla.
Muchos políticos en Estados Unidos objetaron el cambio de política de Obama y argumentaron que la última dictadura de la Guerra Fría en el continente no ha emprendido cambios hacia la democratización de su régimen totalitario que, en última instancia, era el objetivo de la presión comercial sobre la isla, con las leyes del “embargo”.
Tillerson sostuvo que existe un “lado oscuro” respecto a las relaciones con Cuba y observó que el régimen cubano sigue encarcelando a opositores políticos y acosando a disidentes.
“Si vamos a sustentar el lado bueno de esa relación, Cuba debe, absolutamente debe, abordar estos desafíos de derechos humanos”, manifestó Tillerson.