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WASHINGTON (EFE).Jacobson, quien participó ayer en una conferencia en el centro de estudios Brookings para abordar la próxima Cumbre de las Américas que se celebrará en Panamá la semana que viene, calificó el respaldo de los países latinoamericanos a Venezuela como un ejercicio de solidaridad basada en la retórica.
“Las palabras son importantes, y el tono con que se dicen esas palabras. El tono que están usando ahora los líderes (latinoamericanos) demoniza a Estados Unidos como si fuera la fuente de los problemas de Venezuela, cuando no lo somos, y esto nos dificulta avanzar de una manera pragmática”, agregó.
“Me decepcionó que no hubiera más países que defendieran que (las sanciones) no eran para dañar a los venezolanos o al Gobierno venezolano en su conjunto”, explicó la diplomática, que insistió en que su Gobierno se alejó de cualquier tipo de injerencia en la crisis del país caribeño durante mucho tiempo.
La subsecretaria de Estado estadounidense reiteró que las sanciones contra ciertos funcionarios venezolanos han sido muy específicas y que la Administración Obama rehusó tomar cualquier medida mientras hubo una esperanza de diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.
“Pero llegó un momento en el que ya no podíamos argumentar que había algún tipo de diálogo. (...) Era difícil ver que hubiera un proceso externo o interno para lograr las soluciones dirigiéndose en la dirección correcta, al haber además aún más detenciones y ninguna liberación importante”, aseveró.
No obstante, Jacobson insistió en que Estados Unidos no pretende hacer de la Cumbre de las Américas un espacio en el que la situación de Venezuela sea el tema protagonista, y subrayó la importancia de que se aborden asuntos de carácter regional e interés común en el continente.
El aumento de las tensiones entre los dos países a raíz de la imposición de sanciones contra dichos individuos por parte de Estados Unidos será inevitablemente uno de los asuntos que sobrevuelen la Cumbre, que contará con la presencia del presidente Barack Obama.
Los países latinoamericanos han mostrado en diversos foros, como la Unión de Estados Suramericanos (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) su oposición a la acción ejecutiva de Obama contra Venezuela, en la que además calificó al país caribeño como una “amenaza nacional” para Estados Unidos.