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El contrato por US$ 330 millones comprendería partes estadounidenses estándar para varios aviones, incluyendo de cazas F-16 y el C-130 de transporte, dijo el Departamento de Estado.
“Instamos a EE.UU. a retirar este proyecto de venta de armas y a detener cualquier contacto militar con Taiwán, bajo pena de afectar gravemente a las relaciones bilaterales”, advirtió el Ministerio de Exteriores chino.
El Congreso estadounidense tiene 30 días para plantear objeciones a la venta, aunque esto es poco probable que ocurra debido a que el Departamento de Estado determinó que Taiwán es “una importante fuerza de estabilidad política, equilibrio militar y progreso económico en la región”.
El régimen comunista reivindica la soberanía sobre Taipéi, separada de China continental desde 1949 con gobierno propio, pero no reconocido por las NN.UU.
Los lazos entre ambos se deterioraron con la llegada al poder de la presidenta Tsai Ing-wen, que se niega a reconocer que Taiwán sea parte de la nación china.
Pekín sospecha que quiere impulsar una independencia, aunque Tsai sostiene su compromiso con la paz.