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“La Iglesia del Verbo Encarnado se ‘encarna’ en los asuntos tristes y en los sufrimientos de la gente, se inclina ante los pobres y quienes están lejos de la comunidad eclesial o se consideran fuera de la misma a causa de su fracaso conyugal”, dijo el Pontífice.
Sin embargo, señaló, “estas personas son y continúan incorporadas en Cristo en virtud de su bautismo” y concierne a los pastores “la importante responsabilidad (...) de no considerarlas jamás extrañas al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”.
El Papa ya abordó esta cuestión en su exhortación tras el Sínodo de Obispos para la Familia, en el que apoyó el acompañamiento a los sacramentos, discerniendo caso por caso, en las situaciones familiares irregulares, como los divorciados vueltos a casar. En setiembre de 2015, introdujo una reforma del proceso de nulidad matrimonial y estableció un procedimiento más breve y gratuito para lograrlo.