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WASHINGTON (EFE). Los escándalos de abuso sexual en cascada, perpetrados u ocultos por el clero, sumen a la Iglesia Católica en una crisis sin precedentes en Europa, EE.UU., Chile o Australia.
En una carta firmada por el obispo de Richmond, Barry C. Knestout, se dio a conocer, en aras “de la transparencia y de la rendición de cuentas”, los nombres de 42 curas sobre quienes pesan “acusaciones creíbles”.
Además del listado de nombres, en los que se detalla qué sacerdotes han sido suspendidos o expulsados y quiénes ya fallecieron, Knestout aprovecha la misiva para expresar sus disculpas a las víctimas.
“A todos aquellos que sufrieron abusos del clero, lo lamento sincera y profundamente. Lamento que hayan tenido que soportar la carga del daño que sufrieron de manos de aquellos en quienes confiaban”, escribió el obispo católico.
El obispo de Arlington, Michael F. Burbidge, reveló los nombres de 16 miembros de su clero que se han enfrentado a esas mismas acusaciones, algunas de las cuales se refieren a hechos ocurridos en 1974.
“La publicación de esta lista nos provocará una serie de emociones a todos nosotros. Vergüenza, frustración, enfado y dolor. Son todas emociones naturales en un momento como este, y las comparto”, aseguró Burbidge.
La divulgación de estos nombres se produce en el marco de la controversia que suscitó en agosto pasado la publicación de un informe judicial en el estado de Pensilvania en el que se denunciaban miles de casos de abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia.
Después de eso, cerca de 50 diócesis estadounidenses publicaron listas con nombres de más de 1.200 curas acusados de abuso sexual a menores.
En ese documento, el jurado de Pensilvania criticaba que todos los casos identificados fueron dejados de lado por los líderes de la Iglesia”, que prefirieron proteger a los abusadores y a la institución, sobre todo”.
El Vaticano calificó de “criminales” los abusos de sacerdotes a menores descritos en el informe de Pensilvania y consideró que “debería haber asunción de responsabilidad” de los abusadores y de quienes “permitieron que se produjeran”.