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En un hecho inédito para la justicia boliviana, el juez Juan Arrojo ordenó el envío del religioso Jesús Cortez al penal público de la ciudad de La Paz, como uno de los autores en el robo de 18 valiosas piezas de oro y plata de la Virgen de la Candelaria, el más importante santuario religioso de Bolivia, 155 kilómetros al este de la capital del país.
Una de las pistas que estableció la Policía es que las piezas robadas estuvieron unos días en un hotel privado, cercano al templo católico donde ocurrió el hecho.
“Se definió que existiría una probable autoría, donde existen indicios de que él (sacerdote) se habría comunicado a través de llamadas telefónicas con la dueña del hotel”, manifestó William Sánchez, abogado de los pobladores de la región que exigen aclarar el delito en la brevedad posible, a la red Erbol.
La red de televisión ATB transmitió imágenes del momento en que el sacerdote fue ingresado el miércoles en la cárcel de La Paz, una de las más hacinadas del país.
Sacerdote visitante
El religioso no forma parte de la comunidad franciscana que custodia el famoso santuario boliviano, sino que estaba de visita cuando se produjo el robo.
El fiscal Luis Ferrufino explicó en rueda de prensa este jueves que en las declaraciones del detenido se encontraron varias contradicciones y que “habría eludido” la toma de muestras de sangre, lo que dio lugar a más sospechas y finalmente desembocó en la detención y posterior encarcelamiento.
El religioso es el octavo imputado del caso y el segundo con detención preventiva. A los otros seis sospechosos se les concedieron medidas sustitutivas.
El fiscal que intervino anunció la próxima comparecencia de otros sospechosos.
Tres religiosos de la orden franciscana sufrieron detención en abril pasado por el mismo asunto, aunque después recuperaron su libertad, por falta de indicios.
Las piezas valiosas no tenían destino final, al menos la investigación no pudo aún determinar esto.