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Silva empezó la carrera presidencial con un apoyo del 15%, según los sondeos de opinión, pero con el paso de las semanas fue perdiendo simpatías hasta recibir apenas un 3%.
Sin embargo, los resultados del domingo fueron todavía peores ya que la ecologista consiguió un 1% de los votos, según los resultados oficiales.
La exministra en el Gobierno de Lula da Silva no desveló si apoyará al ultraderechista Jair Bolsonaro o al progresista Fernando Haddad, quienes se medirán en una segunda vuelta.
“Aún vamos a discutirlo, haremos una discusión, pero lo que sí podemos decir es que no tenemos identificación con ningún proyecto autoritario”, concluyó.
Por su parte, la expresidenta izquierdista Dilma Rousseff, destituida en 2016 por el Congreso, no consiguió escaño en el Senado por el estado de Minas Gerais.
Rousseff quedó en cuarto lugar, lo que la excluyó de hacerse con uno de los dos escaños otorgados por ese estado.
Los analistas consideran que es un “duro golpe” político para Dilma y afirman que resulta de un fuerte sentimiento “antipetista”, que asocia al partido del encarcelado expresidente Lula da Silva con la corrupción y al de su sucesora Rousseff con el mal manejo económico.