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Honduras con 15 casos mortales y Nicaragua con otros cinco, lideran la estadística de fallecidos, mientras Costa Rica suma 17.000 enfermos, lo que la pone al tope de la cantidad de afectados, incluso cuadruplicando a países con mucha mayor población.
Con un clima cálido y húmedo todo el año y un régimen de lluvias que puede superar los 3.000 milímetros según las zonas, América Central es ideal para la proliferación de los mosquitos portadores del virus en cualquiera de sus cuatro cepas conocidas.
Ese caldo de cultivo se agrava por la precariedad en que viven los 20 millones de personas por debajo de la línea de pobreza (la mitad de la población total) y la desidia de millones en eliminar las aguas estancadas donde se reproduce el mosquito portador, se lamentan, impotentes, las autoridades.
La Comisión Permanente de Contingencias de Honduras (Copeco) repite una y otra vez a la población la consigna básica: “Sin criaderos no hay zancudos y sin zancudos no hay dengue”. Copeco, por instrucción del presidente Porfirio Lobo y con la ayuda incluso de militares, adelantan trabajos para erradicar los criaderos de larvas y fumigar a los insectos adultos.
“El objetivo de la movilización es involucrar a
la ciudadanía en general en la prevención de esta peligrosa enfermedad”, explicó un comunicado de la entidad en un país que, además de 15 muertos, suma ya 12.000 casos.
Detrás de todas las preocupaciones subyace el recuerdo de 2010, cuando el dengue se cobró 83 vidas.
“La gente no se ha tomado en serio la enfermedad”, coincidió desde Costa Rica el director de la Unidad de Vigilancia de la Salud, Roberto Castro, cuyo país contabiliza tres muertos, pero la mayor cantidad de enfermos de América Central, con 17.000 casos.
“Se le ha dicho (a la población) hasta la saciedad que las fumigaciones no sirven de mucho si no se eliminan los criaderos del mosquito, pero no en todos los casos hay respuesta de los vecinos”, deploró.
La mayor proliferación de casos se registra en las costas del Pacífico Central (zona tradicional de paseo de los costarricenses) y de Guanacaste, más al norte y donde se erigen los grandes resorts destinados al turismo internacional.