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“Por lo que pudimos ver, podemos afirmar que hay al menos tres presos muertos porque pudimos ver sus cabezas”, dijo el coordinador de la administración penitenciaria estatal, Zemilton Silva, a medios locales. Algunos periódicos aseguran que los muertos serían al menos 10.
Las autoridades cercaron el exterior de la cárcel para evitar fugas, pero dijeron que debido a que los presos cortaron la luz y tienen poderoso armamento, los policías militares y agentes penitenciarios esperarán a que amanezca para entrar hoy domingo a los pabellones.
“La orden fue dada: retomar el control de Alcaçuz y evitar rebeliones en otras unidades” , dijo al portal informativo G1 el secretario de justicia del estado, Wallber Virgolino. Una columna de humo gris sobresalía de la cárcel, que está a unos 25 km de Natal y está rodeada de dunas de arena por donde a menudo los presos han escapado cavando túneles.
El centro tiene capacidad para 620 presos pero alberga a unos 1.100. Este es el último episodio del brote de violencia desatado en cárceles brasileñas, que las autoridades atribuyen a una sangrienta guerra entre los dos principales grupos criminales del país –El Primer Comando de la Capital (PCC) de São Paulo y el Comando Vermelho de Río de Janeiro– y sus aliados, por el control del narcotráfico.