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Según los reportes de la investigación, no está claro si Lubitz tenía en mente solo probar la maniobra en el trayecto Dusserdolf-Barcelona o si quería llevar a cabo su plan suicida ya en ese vuelo, pero no lo logró por algún motivo.
La investigación revela un plan criminal que, en el vuelo de regreso, causó la muerte a 149 personas, además de la suya al estrellar el Airbus contra los Alpes.
En la cabina de mando estaban el piloto de 34 años y el copiloto de 38.
A las 8:20 Lubitz se quedó solo en el área de mandos, cuando desde la cabina de control le sugieren reducir la altura, llevándola de 37.000 a 35.000 pies, él aprovecha para impostar un descenso hasta los 100 pies, una altura límite.
Esa maniobra al parecer no fue advertida por nadie, también porque Lubitz corrigió nuevamente la altura, después de haber bajado a los 25.000 pies, antes de que regrese el comandante.
Es esa misma maniobra la que fue realizada realmente horas después, en la ruta inversa. La diferencia fue que en la segunda ocasión Lubitz impidió al piloto volver a la cabina y logró provocar la caída de la aeronave hasta estrellarla en la montaña.