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En lo que va del 2017, más de 100 presos perdieron la vida en diferentes centros penitenciarios, que se han convertido en el escenario de un enfrentamiento entre facciones criminales que ya provocó tres matanzas de gran escala en apenas 15 días.
La policía debió esperar hasta el amanecer del domingo para irrumpir en el centro penitenciario de Alcaçuz con vehículos blindados y retomar el control del recinto. Durante la noche, habían cercado el exterior de la cárcel ya que los reclusos cortaron la luz y consiguieron armas de fuego.
El motín se originó cuando presos supuestamente de diferentes organizaciones criminales lograron salir de sus pabellones para enfrentarse brutalmente entre sí, en un penal que tiene capacidad para 620 reclusos y alberga actualmente a 1.083.
Además, en la madrugada de ayer, 28 reclusos se fugaron de un penal de Curitiba, apoyados por un grupo de unos 15 cómplices desde el exterior que destruyeron con explosivos un muro del edificio y contuvieron la respuesta policial con armas de guerra.
En Manaos, 56 presos murieron en un motín el pasado 1 de enero, en la segunda mayor masacre registrada en una cárcel de Brasil. Y cuatro días después, el horror se repitió en una cárcel de Roraima, donde murieron otros 33 presos.