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El estudio, que publica hoy la revista Science, está firmado por el español Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) de Barcelona, el estadounidense Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Minho (Portugal).
Para entender la importancia de este confinamiento máximo de la luz en tan poco espacio es necesario recordar que todos los dispositivos electrónicos –computadora, smartphones, etc.– están compuestos por miles de millones de transistores, un elemento esencial para la electrónica que fue inventado por los laboratorios Bell a finales de los años cuarenta.
El primer transistor medía aproximadamente 1 centímetro, pero gracias al avance de la tecnología, ha llegado a reducirse a un tamaño de 14 nanómetros, es decir, 1.000 veces más pequeño que el diámetro de un cabello.
A su vez, los científicos buscan reducir al máximo los dispositivos que controlan y guían la luz, ya que esta puede funcionar como un canal de comunicación ultrarrápido, por ejemplo, entre diferentes secciones de un chip electrónico, o para sensores ultrasensibles o nuevos nano láseres incorporados en chips.
Actualmente, están desarrollando nuevas técnicas con el objetivo de buscar formas de confinar la luz en espacios extremadamente pequeños, millones de veces más pequeños que los actuales.