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KATOWICE (AFP). En noviembre de 2016 entró en vigencia el Acuerdo de París, ratificado por unos 150 países, entre ellos Paraguay, que se comprometió a reducir los gases de efecto invernadero para el año 2030, para mitigar el calentamiento global.
El nuevo texto analizado en Polonia no fue publicado, pero borrador, de ser aprobado, es “suficientemente claro para que el Acuerdo de París se aplique” , dijo la ministra española de la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Aunque admitió que este borrador no es todo lo ambicioso que podría haber sido, “en las circunstancias actuales, continuar construyendo nuestro edificio es ya un éxito”, apuntó.
La COP24 de Katowice debía finalizar el viernes después de casi dos semanas, pero las diferencias entre los casi 200 países participantes mantuvieron a los negociadores en pie hasta anoche.
El objetivo principal de la COP24 es desarrollar un conjunto de reglas que permitan aplicar el Acuerdo de París: desde cómo se verifica que cada país cumple con sus objetivos de reducción de emisiones hasta la manera en que los países ricos apoyan financieramente a los más pobres a adaptarse al cambio climático.
La comunidad internacional se comprometió en 2015 a limitar el alza de la temperatura global a menos de 2 ºC respecto a la era preindustrial y a revisar sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Estados Unidos, que planea salir del Acuerdo de París en 2020 por decisión de Donald Trump tras su elección, lideró junto a otros países como Arabia Saudita y Rusia una fuerte oposición a reconocer el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que alerta de que el mundo no puede permitirse un aumento superior a 1,5 ºC. El detalle es significativo puesto que toda la acción climática internacional está llamada a basarse en estos resultados científicos.
Pero además de las reticencias estadounidenses, el contexto geopolítico internacional es menos favorable que hace tres años, cuando se firmó el Acuerdo de París: por ejemplo, en Brasil, que alberga gran parte de la Amazonia, “el pulmón del planeta”, está por ver cómo será la política climática del futuro gobierno de Jair Bolsonaro, un escéptico del calentamiento.
Mientras la temperatura ya aumentó 1 ºC respecto a la era preindustrial y las emisiones de gases de efecto invernadero se dispararon un 2,7% en 2018, los países más vulnerables no cesaron de exhortar a un acuerdo ambicioso.
El último informe del IPCC, advierte de que con las metas de París, la Tierra se calentaría 3 ºC. Pese a ello, no está claro que la COP24 se comprometa a incrementar su ambición de reducción de emisiones.