Cargando...
CARACAS (ANSA). El Gobierno de Venezuela puso en marcha un nuevo plan piloto de abastecimiento para enfrentar con productos importados, a precios dolarizados, la escasez de los bienes básicos de consumo.
El pueblo venezolano, que enfrenta una inseguridad alimentaria desde hace unos meses, espera que con esta medida se les garantice la provisión de café, azúcar, leche en polvo, arroz, pasta, y otros rubros que están desaparecidos de los estantes de los comercios.
Las escasez de alimentos y medicinas en el país gobernado por el chavista Nicolás Maduro, alcanza el 80%, según estudios. Además, cargan además con la inflación más alta del mundo: 180,9% en 2015 y proyectada en 720% para 2016.
El sector privado señala que el desabastecimiento se debe a la falta de dólares para importar materia prima e insumos.
El Gobierno monopoliza el acceso a divisas con un control de cambio vigente desde 2003.
Fracaso del socialismo
Para algunos economistas, la iniciativa representa el fracaso del modelo socialista, mientras que para otros expertos es una medida positiva.
Las críticas sobre este nuevo plan se centran en que los productos se puedan vender a precios internacionales porque eso excluiría a la gran mayoría de la población teniendo en cuenta el salario de los trabajadores.
Desde setiembre pasado el ingreso mínimo mensual integral es de 65.056 bolívares (65 dólares a la tasa del mercado paralelo) frente a una canasta alimentaria que de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores (Cendas) alcanzó en agosto 383.925,20 bolívares (unos 383 dólares).
Los expertos señalan que la gran perjudicada con este plan será la industria nacional que no tiene acceso a los dólares para comprar materia prima y afronta, en cambio, serias dificultades para pagar sus insumos, además de tener que ajustar el pago de los salarios a los aumentos lineales del Gobierno.
La escasez se mantendría hasta que el Gobierno no desmonte los controles de cambio y de precios, y estimule a la producción y generación de empleos.
El presidente de la patronal Fedecámaras-Miranda, Egildo Lujan, explicó que el Gobierno está compitiendo deslealmente con la industria porque está pagando el producto importado a un precio que triplica al que cancela al productor nacional.
Si no se permite que ingrese la ayuda humanitaria en función de paliar el hambre, además recibir financiamiento externo para reforzar las reservas internacionales y poder liquidar dólares, la situación será terrible el año que viene para el aparato productivo del país, aseguran.
Al comentar la venta de productos a precios liberados en algunos estados fronterizos, el presidente de Fedeindustria, Orlando Camacho, definió la iniciativa como “positiva” para que –según indicó– los venezolanos puedan comprar y combatir la especulación y los altos precios que perjudican a la economía nacional.