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PARÍS (AFP, EFE).A cien años de su nacimiento, el 7 de noviembre de 1913, Albert Camus sigue gravitando como una figura mítica de la literatura francesa y mundial, tanto por su pensamiento visionario o su sed de justicia como por su trayectoria excepcional.
“Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer, no lo sé”: a los 29 años, Camus iniciaba con ese inolvidable principio su trayectoria entre los grandes autores universales. Con cerca de ocho millones de ejemplares vendidos, “El extranjero”, su primera novela publicada en 1942 y traducida a unas cuarenta lenguas.
De los barrios populares de Argel al premio Nobel de literatura a los 44 años, su destino excepcional se detuvo trágicamente a los 46 a causa de un accidente de automóvil en Francia, el 4 de enero de 1960.
Camus nació en Argelia en un medio sumamente modesto. Su madre, limpiadora, no sabía leer ni escribir.
Fue su maestro de escuela, consciente de sus capacidades, que lo estimula a seguir sus estudios. Es a él que Camus dedica en 1957 su discurso del Nobel.
En 1942, instalado en París, entra a la redacción de “Combat”, publicación de la que será el principal editorialista.
Publica el mismo año “El mito de Sísifo”, un ensayo en el que expone su filosofía del absurdo: el hombre está a la búsqueda de una coherencia ausente de este mundo.
Comprometido socialista, denuncia no obstante el totalitarismo del comunismo de la Unión Soviética en “El hombre rebelde” (1951), y se disputa con el otro grande de su generación, Jean Paul Sartre.