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BUENOS AIRES (EFE).“Las conductas empresariales en la República Argentina son nocivas para el funcionamiento del sistema económico”, dijo Capitanich en rueda de prensa.
“La intervención del Estado va a permitir regular el comportamiento de la cadena (de valor)”, continuó.
El jefe de Gabinete arremetió especialmente contra los representantes de los laboratorios, a los que convocará para un encuentro en los próximos días, al asegurar que tienen una “clara propensión a la inconducta de carácter empresarial”.
El Gobierno argentino se reunió con empresarios y sindicalistas del sector de la construcción para pactar una lista de precios de materiales que será difundida el próximo lunes, anticipó el jefe de Gabinete.
Capitanich informó también de encuentros del ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Carlos Casamiquela, con proveedores de agroquímicos, fertilizantes e insumos veterinarios.
Además, subrayó que “no hay variaciones” en el precio de los combustibles y rechazó la posibilidad de alterar las negociaciones colectivas de trabajo para agregar un pago extra, tal y como exigen los sindicatos opositores.
El Ejecutivo encabezado por Cristina Fernández busca cerrar acuerdos de precios con todos los sectores económicos para evitar una aceleración de la inflación tras la devaluación del peso, que se ha depreciado más de un 34% este mes frente al dólar.
En el presupuesto para 2014, el Gobierno argentino estimó para este año una inflación del 10,4%, pero las consultoras prevén que el aumento de precios en el país suramericano rondará el 30%.
Presión a sector energético
La devaluación del peso argentino tendrá un fuerte impacto en el gasto público destinado a las millonarias importaciones de energía, además de encarecer los costes en un sector apremiado por la demanda y que precisa de inversiones para revertir el declive de las reservas de hidrocarburos.
Cálculos de expertos del sector indican que, por efecto de la devaluación de la moneda local, el 17% la semana pasada, el coste de estas importaciones crecerá un 45% sobre el precio promedio de las compras del año pasado, que totalizaron cerca de 13.000 millones de dólares, lo que hará mella en las cuentas públicas.
Además, la turbulencia cambiaria afectará a las empresas del sector petrolero por diferentes flancos.
Las compañías productoras de petróleo se beneficiarán porque los contratos de venta a las destilerías están nominados en dólares. Lo mismo ocurre en la cadena del gas natural.
Ello, como contracara, supone mayores costes de producción para el refino y la distribución de gas natural, sea que el proveedor sea local o extranjero. Todas las empresas sentirán el impacto de mayores precios en los insumos, que está a merced de la inflación.