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CIUDAD DEL VATICANO (EFE). Para rendir homenaje a Romero, el papa llevará el cíngulo (el cordón con borlas que se ata a la cintura) aún manchado de sangre que vestía el arzobispo cuando fue asesinado por un comando, durante la dictadura en su país, de un disparo en el pecho el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba misa en el hospital de enfermos de cáncer La Divina Providencia, de la capital salvadoreña.
Además, el pontífice utilizará en la misa un cáliz y un palio (ornamento de la vestimenta sacerdotal); de Pablo VI, así como el báculo pastoral que llevará en la procesión inicial.
Una ceremonia cargada así de símbolos sobre la historia de los nuevos santos, ya que la reliquia elegida de Pablo VI para ser colocada en el altar es la camiseta blanca ensangrentada después del atentado que sufrió en Manila cuando le apuñaló en el aeropuerto un pintor boliviano con desequilibrios mentales.
Mientras que la reliquia de Romero que será expuesta durante la canonización en el altar son partículas de la costilla que le extrajeron durante la autopsia que le practicaron el 24 de marzo de 1980, tras su asesinato.
Durante la ceremonia también se celebrarán las canonizaciones del fundador del Instituto de las Religiosas Adoratrices del Santísimo Sacramento, Francesco Spinelli; el sacerdote italiano Vincenzo Romano; la fundadora del Instituto de las Pobres Siervas de Jesucristo, la alemana María Katharina Kasper y el joven italiano Nunzio Sulprizio, que falleciera a los 19 años.
También será canonizada Nazaria de Santa Teresa de Jesús March, que, aunque nacida en España, realizó toda su labor en Bolivia, y está considerada la primera santa boliviana.