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El ataque se produjo el lunes por la tarde, en hora punta, en el concurrido santuario al aire libre de Erawan, en el céntrico distrito de Chidlom.
A esa hora la multitud de tailandeses que trabajan en la zona se cruza con la de turistas extranjeros, atraídos por los inmensos centros comerciales y hoteles de lujo a proximidad.
Las autoridades tailandesas creen que el blanco del atentado eran los extranjeros y que los autores querían “dañar el turismo”, uno de los pocos sectores de la economía tailandesa que van bien.
En total, entre los 20 muertos figuran 11 extranjeros: cuatro malasios, tres chinos, dos hongkoneses, un singapurense y un indonesio, según la policía. Asimismo, seis tailandeses fallecieron y tres cuerpos siguen sin ser identificados.
Las autoridades británicas confirmaron que una persona residente en Hong Kong que portaba un pasaporte británico murió en el atentado, pero no fue posible comprobar inmediatamente si esta víctima tenía doble nacionalidad o formaba parte de los hongkoneses fallecidos. Por su parte la agencia china Xinhua informó que cuatro chinos murieron en el ataque.
El balance de heridos subió a 123, una cifra que también incluye a varios extranjeros, entre ellos ciudadanos de Japón, Indonesia, Malasia, Omán, Filipinas y Singapur.
El martes, a inicios de la tarde, otra zona turística de la capital, cercana al río, fue a su vez blanco de un ataque. Un pequeño artefacto explosivo, lanzado contra transeúntes cerca de una estación de metro aéreo, estalló sin dejar víctimas.
“Este es el peor ataque” cometido en Tailandia, declaró ante la prensa Prayut Chan-O-Cha, jefe de la junta militar y primer ministro desde el golpe de Estado de mayo de 2014, en referencia al atentado del lunes.
Según él, se identificó a un sospechoso gracias a las numerosas cámaras de seguridad diseminadas en la capital. La policía hizo circular imágenes que muestran a un hombre joven, vestido con una camiseta amarilla y con una mochila en la espalda, que estaba cerca del templo poco antes de la explosión. En otras imágenes posteriores el hombre ya no lleva su mochila.