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El gobierno pretende una mayor fiscalización sobre los estados, responsables de garantizar la salud del ganado vivo, para asegurarse que siguen todos los procedimientos para evitar el llamado mal de la “vaca loca” y cualquier otra enfermedad.
“Es como si fuese una auditoría del Ministerio de Agricultura sobre los servicios de los estados”, explicó.
La fiscalización seguirá rigurosamente las orientaciones de la Organización Mundial para la Salud Animal (OIE).
En diciembre, el gobierno confirmó que fue identificado el agente causante de la “vaca loca” (encefalopatía espongiforme bovina, EEB), en un animal que murió en 2010 en el estado de Paraná. La vaca no manifestó la enfermedad ni murió por esa causa, aseguró el Ministerio.
La OIE envió una comunicación “manteniendo el estatus de Brasil como país de riesgo insignificante” de registrar la enfermedad.
Brasil, un gigante exportador de carne con ventas externas que le retribuyeron 4.500 millones de dólares en 2012, asegura que el caso fue aislado y atípico, es decir, fruto de una mutación genética en un animal viejo, y que no justifica la decisión de varios países de restringir la compra de carne al país.
Japón, Sudáfrica, Corea del Sur, Taiwán y China han dejado de importar todos los productos brasileños de carne, mientras que Chile, Perú, Jordania, Líbano y Arabia Saudita aplican algunas restricciones.
Brasilia afirmó que no descarta recurrir a la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra las restricciones.