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BRASILIA (AFP). Monteiro afirmó en una entrevista con la AFP, previo a la llegada del primer ministro chino Li Kenqiang con 50.000 millones de dólares para obras en el país sudamericano, que el gigante asiático tiene todo para convertirse en el mayor inversionista en Brasil.
La frondosa agenda que abordará Li con la presidenta Dilma Rousseff hoy dejará, además, la concreción de una postergada venta de 22 aviones Embraer y la casi segura reapertura del mercado para la carne bovina brasileña.
Socios estratégicos, Brasil y China intercambian bienes por más de 80.000 millones de dólares anuales, y los fondos excedentes de Pekín encuentran en las necesidades estructurales de su aliado sudamericano un variado menú de obras de gran escala que pocos países igualan.
Este es un resumen de la entrevista realizada este lunes con Monteiro, un fuerte defensor de la idea de que Brasil tenga más libertad para negociar con el mundo de la que le permite su filiación con la unión aduanera Mercosur:
–¿Qué espera de la visita del primer ministro chino?
–La agenda comercial es muy importante, pero en este momento la agenda de inversión es hasta cierto punto más importante que la comercial.
–¿Cómo imagina esta segunda fase de la relación Brasil-China?
–Brasil precisa promover un fuerte movimiento para atraer la producción de bienes industriales. Que China vea a Brasil como una plataforma importante de producción, no solo para el mercado regional sino también para algunos mercados que puedan ser atendidos mejor a través de Brasil.
Siendo realistas, ampliar las exportaciones hacia China es algo que deseamos, buscamos, pero no sé si podremos tener resultados muy significativos en el corto plazo. Sería más interesante una estrategia en que China produjera en Brasil una serie de bienes que hoy importamos y que China exporta, como los electrónicos.
Puede ser el inversionista más importante
–¿Y en cuántos años podrían verse los resultados?
–Hay que pensar en un horizonte razonablemente corto, de una década. La cuestión es simple: China es el principal socio comercial de Brasil, pero es el décimosegundo inversor. Por muchas razones se puede transformar en el inversor más importante.
–¿Está allanada la reapertura del mercado chino para la carne brasileña?
–Tenemos expectativas de que la cuestión de la carne avance no solo en el sentido de bajar las restricciones en el terreno de las normas sanitarias, porque no hay razón para colocar ninguna traba en ese comercio, sino también en el sentido de habilitar a las empresas brasileñas a que puedan exportar directamente a China.
–¿Es viable pensar en un tratado de libre comercio?
–Se puede buscar como objetivo de mediano o largo plazo en esa dirección. Pero hay condiciones para avanzar mucho en las agendas bilaterales.
–En el orden regional, ¿Brasil está buscando más libertad para hacer negocios con el mundo de las que le permite el Mercosur (que integra con Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela)?
–La política comercial precisa ser más pragmática (...) Brasil precisa integrarse a las corrientes de comercio, sobre todo en regiones que son más dinámicas hoy que el Mercosur. Prevaleció en los últimos años una idea de que valoramos mucho solo el comercio regional y pasó a ser el foco casi exclusivo de la política comercial.
–¿Y cómo se articularía dentro del bloque?
–Puede hacerse un movimiento que permita que los países tengan velocidades distintas.