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“Declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma (...) de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20:00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante”, agregó.
Según el portavoz del Pontífice, el padre Federico Lombardi, un cónclave se celebrará alrededor de la Semana Santa (del 24 de marzo al 31 de marzo).
“Para Pascua tendremos un nuevo Papa”, agregó, explicando que Benedicto XVI no participará en este cónclave, que se celebrará 15 o 20 días después de hacerse efectiva su renuncia.
Hace seis siglos que un papa no renunciaba a su pontificado. En el siglo XIII Celestino V abandonó de forma voluntaria el cargo al no sentirse preparado para la función. En 1415, Gregorio XII decidió renunciar en un contexto completamente diferente al actual, ya que era la época del gran cisma de Occidente cuando la Iglesia tenía tres Papas al mismo tiempo.
Su renuncia ha sorprendido y generado numerosas reacciones en todo el mundo. La propia Iglesia y sus cercanos colaboradores dieron a entender que tampoco estaban al corriente de la decisión. Ha sido “un trueno en un cielo sereno”, definió el veterano cardenal Angelo Sodano, por años el número dos de la Santa Sede.
Líderes políticos y religiosos de toda América Latina han reaccionado entre incrédulos, sorprendidos y respetuosos a la noticia.
El religioso mexicano Óscar Sánchez, quien asistió en el Vaticano a la renuncia, relató su experiencia: “Dijo con grandísima sencillez ‘yo renuncio’. ‘Seré Papa hasta el 28 de febrero’. Nos quedamos impresionados”.
“Los cardenales se miraban unos a otros. Fue extrañísimo para todos”, confesó Sánchez.
Sucesor
La decisión histórica del Papa abrió también las apuestas sobre su sucesor y varios nombres comenzaron a sonar con fuerza como por ejemplo el cardenal de Ghana Peter Turkson, el cardenal italiano Angelo Scola o el canadiense Marc Ouellet, además de varios representantes de la Iglesia latinoamericana.
Benedicto XVI, que en un libro de entrevistas publicado en el 2010 había reconocido que renunciaría en caso de incapacidad física o mental, tiene previsto retirarse primero a la finca veraniega de Castel Gandolfo, en las afueras de Roma, para luego trasladarse a un monasterio dentro de los muros de la Ciudad del Vaticano.
La decisión “ha sido meditada y tomada con total libertad”, señaló por su parte Lombardi. Según el portavoz, “nadie le sugirió (hacer este anuncio) ni le obligó a hacerlo”. “El Papa sintió cómo sus fuerzas disminuían en los últimos meses y tuvo la lucidez de reconocerlo”, agregó.
Un Papa firme
Joseph Ratzinger, prestigioso teólogo alemán que adoptó el nombre de Benedicto XVI tras asumir el papado en 2005 en reemplazo del carismático Juan Pablo II, había presidido por casi un cuarto de siglo, desde 1981, la célebre Congregación para la Doctrina de la Fe.
En ese puesto, fue conocido como el “rotweiller de Dios”, por la firmeza en su defensa de la doctrina católica.
En el trono de San Pedro, ha sido un férreo defensor de la ortodoxia católica y un tradicionalista que trató de reconciliar al mundo de la fe y de la razón.
Mantuvo firmeza en las posturas tradicionales de la Iglesia en materia de aborto, eutanasia, divorcio u homosexualidad, aunque admitió el uso del preservativo, en casos específicos, para evitar la propagación del sida.
Benedicto XVI no intervendrá en las decisiones de su sucesor.