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A los astronautas les salvó que el sistema de salvamento en caso de avería que llevan incorporadas todas las naves tripuladas rusas funcionó en su debido momento.
Esta es la segunda vez en la historia de las Soyuz que la cápsula en la que van los tripulantes es eyectada para salvar la vida de sus ocupantes, la única buena noticia de la jornada para la industria espacial rusa.
Apenas dos minutos después del despegue, uno de los motores del Soyuz falló.
Fueron breves minutos de gran tensión en los que se perdió la comunicación con los cosmonautas, que finalmente pudieron aterrizar sanos y salvos a unos 20 kilómetros de la localidad de Jezkazgan, en medio de la inhóspita estepa kazaja.