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La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich insistió que la nueva herramienta generará “seguridad” para los ciudadanos e indicó de manera expresa que serán “los miembros de las fuerzas policiales y de seguridad federales” quienes tendrán potestad de usar la pistola eléctrica, aplicada en países como Estados Unidos, Brasil y Canadá.
El táser –palabra que se popularizó por metonimia con el nombre de la marca comercial Taser– tiene un alcance de siete u ocho metros y, para utilizarla, los agentes recibirán una capacitación.
Bullrich confirmó que este tipo de arma no letal se comenzará a utilizar en lugares de mucha concurrencia y donde “en general hay situaciones de violencia” como aeropuertos y estaciones de tren. Bullrich se refirió al “ferrocarril” y no al metro.
Asimismo, indicó que en el futuro se aplicará en más lugares pero descartó por el momento utilizar táser en los estadios de fútbol.
El Ministerio de Seguridad apostó por este método con el argumento de que existe un fallo de la Justicia del país austral favorable a estas pistolas.
Diversas ONG han rechazado en numerosas ocasiones la utilización de estas pistolas y Amnistía Internacional denunció en 2016 que en Estados Unidos habían fallecido 670 personas desde 2001 tras recibir descargas de armas táser.
Por otra parte, se cuestionó en Argentina si el táser puede llevar a brutalidad policial y si su utilización está bien definida por los protocolos.
“Las táser se van a utilizar cuando la situación significa riesgo para terceros o para quienes están actuando (...), si a una persona se la puede detener sin el uso de ningún arma, siempre es mejor hacerlo así”, especificó Bullrich.