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Según un comunicado difundido al término de una reunión de los delegados permanentes de la Liga Árabe, esa acción militar se produjo “en colaboración con las autoridades legítimas de Libia y como respuesta al asesinato terrorista cobarde” de 21 coptos (cristianos egipcios) por parte del EI.
Los miembros de la Liga Árabe dijeron que apoyan a Egipto “en su guerra contra el terrorismo y todas las medidas que ha tomado para acabar definitivamente con este fenómeno peligroso”.
Destacaron el derecho de Egipto y el resto de países árabes a la “legítima defensa y a la protección de sus ciudadanos contra cualquier amenaza, de acuerdo a la carta de la Liga Árabe y de la ONU”.
En el caso concreto de Libia, la Liga Árabe expresó la importancia de hallar una solución política y levantar el embargo de armamento al Ejército libio.
El único país que mostró reservas en ese último punto y en el apoyo a los bombardeos egipcios en Libia fue Catar, que está a favor del Gobierno de Trípoli y rechaza los ataques del general sublevado Jalifa Haftar –aliado de El Cairo– contra las milicias islamistas libias.
El Gobierno libio surgido de las elecciones del pasado 25 de junio, presidido por Abdalá al Zani, cuenta con reconocimiento internacional.