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Este fenómeno no solo impide contemplar la belleza de las estrellas: también afecta desde el sueño de los hombres hasta la reproducción de las especies.
El 80% de la Humanidad vive bajo cielos inundados de luz artificial, una cifra que se eleva al 99% en Estados Unidos y Europa occidental.
El exceso de luz perturba además la reproducción de especies, priva a las aves migratorias de su brújula (las estrellas), fatiga a los insectos, altera las migraciones de los salmones, etc.
Para el hombre, se traduce en un desarreglo del “ritmo circadiano”, basado en la alternancia vigilia-sueño, que regula nuestras funciones biológicas.