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Según un comunicado difundido ayer por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los países “están fortaleciendo su gobernanza forestal para responder a la tala ilegal de los bosques y a la preocupante tasa de deforestación de la región, la segunda más alta del mundo”.
“El comercio y corte ilegal no solo socava los medios de vida de las personas y les priva de ingresos y alimentos, sino que es responsable de la degradación de grandes extensiones de bosques, contribuyendo al cambio climático y la pérdida de biodiversidad”, indicó el oficial forestal de la FAO, Jorge Meza.
La tala ilegal contribuye a la deforestación regional, la cual se ha reducido a la mitad desde los niveles de 1990, pero continúa siendo preocupante: cada año se pierdan cerca de dos millones de hectáreas de bosques nativos en la región.
La tala ilegal también impide el desarrollo de las empresas que respetan la ley y genera corrupción en varios niveles en los países, añade el informe.