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Frente a la posibilidad de que los opositores a la subasta tomen hoy las calles del barrio carioca de Barra da Tijuca, donde se celebra el acto, el Gobierno ha anunciado una fuerte movilización de soldados y policías, a fin de garantizar la seguridad.
Fuerte seguridad
Según el Ministerio de Defensa, unos 1.000 soldados del Ejército custodian los alrededores del hotel donde se realizará la subasta, y cientos de policías reforzarán la vigilancia en otras zonas de Río de Janeiro, donde también se teme que estallen protestas.
El ministro de Minas y Energía, Edison Lobao, convocó este sábado a una rueda de prensa, algo inusual en Brasilia un fin de semana, y lo hizo para defender la decisión del Gobierno de ofrecer el campo de Libra a las grandes empresas internacionales del sector.
No es “privatización”, es “apropiación”
“No estamos privatizando. Nos estamos apropiando de ese petróleo, de esa riqueza inmensa que de nada servirá si continúa allí”, en el fondo del océano Atlántico, declaró el ministro, en alusión a las críticas de los sindicatos de trabajadores de la estatal Petrobras.
“Estamos ante una madrugada espléndida desde el punto de vista económico”, por lo que el Gobierno “no puede aceptar ni el pesimismo ni las críticas”, afirmó Lobao.
También salió al paso de algunas versiones de la prensa local, las cuales aseguran que varias de las empresas inscritas pudieran desistir de participar en la subasta a última hora, y aseguró que el yacimiento será licitado aunque haya solo un interesado.
“Traición” ideológica
Los empleados de la petrolera brasileña están en huelga desde el pasado jueves y exigen la suspensión de la licitación, que califican de “entrega a los capitales extranjeros” y consideran una “traición” del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece la jefa de Estado, Dilma Rousseff, que siempre se opuso a las privatizaciones.
Según la Federación Única de Petroleros (FUP), que agrupa a los trabajadores de Petrobras, hasta la noche de este sábado permanecían paralizadas las 42 plataformas que la empresa tiene en operaciones en la cuenca de Campos, el mayor polo de hidrocarburos del país.
La huelga, de acuerdo a la FUP, mantenía un seguimiento “cercano al cien por ciento”, y las pocas instalaciones que operaban lo hacían gracias a pequeños equipos desplegados por la empresa y formados por “gerentes y supervisores”.