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El estudio, publicado en la revista estadounidense Science, se basó en el análisis de 85 muestras de sedimentos del Pleistoceno, un período que va de 550.000 a 14.000 años antes de nuestra era, obtenidos en ocho cavernas de Europa.
Estos sitios arqueológicos fueron habitados por primos desaparecidos del hombre moderno, el hombre de Neandertal, el hombre de Denísova y todo tipo de animales hoy desaparecidos.
Este nuevo método usa el análisis de fragmentos de ADN mitocondrial transmitido por la madre, el más abundante.
“Es como si descubriésemos que es posible extraer oro de polvo que flota en el aire”, señala el genetista Adam Siepel.