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HAMBURGO (EFE). La canciller alemana, Angela Merkel, intentó acercar posturas con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en víspera de la cita de los países más industrializados, complicada por el distanciamiento de Washington de acuerdos clásicos como la defensa del libre comercio y la lucha global contra el cambio climático.
Los miembros del G20, por orden de importancia económica, son: EE.UU., China, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, India, Brasil, Italia, Canadá, Corea del Sur, Rusia, Australia, México, Indonesia, Turquía, Arabia Saudí, Argentina y Sudáfrica.
Anfitriona del encuentro de las principales economías del mundo y de las potencias emergentes en el que se estrena Trump, Merkel se citó con el presidente estadounidense ayer; y aunque la reunión fue a puerta cerrada, la canciller garantizó que haría todo lo posible para buscar acuerdos para el éxito de la cumbre, aunque sin ocultar los “disensos” existentes en temas “importantes”, a los que estaba dispuesta a llamar por su nombre.
Consciente de que tiene tras ella a los socios europeos y al grueso de la comunidad internacional, Merkel decidió volcarse con el invitado estadounidense, con quien ya comprobó que mantiene una dispar visión política del mundo en un primer encuentro bilateral en marzo en Washington.
Alemania, dijo Merkel, está convencida de que la globalización puede ser beneficiosa para todas las partes y defenderá la importancia del “libre comercio con reglas justas”.
La salida de EE.UU. del Acuerdo de París hará complicado cerrar cualquier tipo de compromiso en la lucha contra el cambio climático, pero la canciller evitó hablar de la posibilidad de aprobar un texto apoyado solo por 19 de los 20 miembros del grupo.
Los líderes comenzarán hoy sus reuniones y los negociadores de cada gobierno, recordó Merkel, tienen tiempo para cerrar un texto que pueda ser respaldado por todas las partes mañana, cuando concluya la cumbre.
La primera sesión, de hoy, estará dedicada a la lucha contra el terrorismo internacional, pero en la jornada todas las miradas estarán puestas en la entrevista que Trump tiene previsto mantener con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Mientras cada delegación organiza sus reuniones bilaterales, las sesiones formales seguirán su transcurrir habitual a puerta cerrada, pasando del terrorismo al crecimiento económico y el comercio y al desarrollo sostenible, el clima y la energía.