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WASHINGTON (AFP). Alrededor del mundo, los países han ampliado el acceso a la hidroxicloroquina (HCQ) y la cloroquina (CQ), dos compuestos sintéticos de la quinina, que a su vez proviene de los árboles de quina y que se usa para tratar la malaria.
La HCQ es la menos tóxica de las dos y también se usa como un antiinflamatorio para tratar condiciones, como artritis reumatoide y lupus.
Ambas han dado resultados aparentemente prometedores contra la covid-19 en estudios preliminares en China y Francia.
¿Por qué podrían funcionar?
China usó CQ en un ensayo con 134 pacientes en febrero, descubriendo que era efectiva para reducir la severidad de la enfermedad, según funcionarios.
Pero estos resultados aún no fueron publicados.
En Francia, un equipo liderado por el infectólogo Didier Raoult, en Marsella, reportó la semana pasada que había realizado un estudio con 36 pacientes con covid-19 y descubierto que la HCQ redujo considerablemente la carga viral en quienes recibieron la droga.
Karine Le Roch, profesora de biología celular en la Universidad de California, en Riverside, explicó que tanto la HCQ como la CQ elevan el pH (le quitan acidez) de partes de las células humanas llamadas orgánulos y que normalmente son ácidas.
Esto interfiere con la capacidad del virus de entrar a las células y también parece evitar que se multiplique una vez adentro.
Pero añadió: “Aunque funcionó in vitro, aún espero ver resultados publicados de grandes ensayos médicos ciegos que demuestren la eficacia de la HCQ en vivo”.
Cautela
Prometedor no significa comprobado y los pequeños estudios llevados a cabo hasta ahora constituyen evidencia “anecdótica”, según Anthony Fauci, jefe de enfermedades infecciosas en el estadounidense Instituto Nacional de Salud.
La única forma de saberlo con seguridad es hacer ensayos clínicos aleatorios, aseguran los científicos, que duran meses o años e involucran a miles de pacientes frecuentemente alrededor del mundo.
Numerosos países han iniciado ensayos médicos, incluido Estados Unidos, que comenzó uno en Nueva York esta semana.
Italia realiza uno con 2.000 personas, mientras se esperan los resultados de pruebas que se realizan en China.
Sobrevalorar una medicina puede tener además diversos efectos indeseables, advierten los expertos.
“Una de las consecuencias no deseadas es la escasez de drogas como la cloroquina para las personas que necesitan controlar su artritis reumatoide, por ejemplo”, dijo Peter Pitts, excomisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
Hay mucha cautela. España anunció el lunes que “hasta nuevo aviso” los pacientes con artritis y lupus tendrán acceso prioritario a esas drogas.
Otro problema es que la gente se automedique.
Un estadounidense murió esta semana tras ingerir una presentación de cloroquina diseñada para combatir parásitos acuáticos.