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SÃO PAULO (EFE, AFP). El exjefe de Estado, de 74 años, quedó en libertad tras verse beneficiado por una ajustada decisión tomada en la víspera por el Tribunal Supremo de Brasil, que declaró inconstitucional la prisión de una persona antes de que se agoten todos los recursos en la Justicia, aunque ya esté condenada en dos instancias o más, como es el caso de Lula.
Hasta ahora, un reo condenado en segunda instancia, debía ir a prisión. Lo que l Tribunal dictaminó ahora es que se deberá esperar incluso hasta el final de las cuatro instancias que existen en el Brasil.
Esta disposición afecta a casi 5.000 presos, que ahora podrán solicitar su excarcelación, así como lo hizo el expresidente.
Crítica a Lava Jato
Además, el político aprovechó para criticar duramente a los integrantes de la Lava Jato, la mayor operación contra la corrupción en la historia de Brasil, que desveló robos al pueblo brasileño por miles de millones de dólares.
“Necesitaba resistir para luchar contra el lado podrido del Estado, de la Policía Federal, del Ministerio Público, de la Justicia. Trabajaron para criminalizar a la izquierda, a Lula y al Partido de los Trabajadores”, alegó el poderoso político brasileño.
También atacó a Sergio Moro, el juez que lo condenó en primera instancia y que actualmente es ministro de Justicia en el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, principal detractor político de Lula.
“Salgo de aquí con un gran sentimiento de agradecimiento. Quiero probar que este país puede ser mucho mejor cuando tenga un Gobierno que no mienta en Twitter como hace (Jair) Bolsonaro”, manifestó.
“Sueltan a bandidos”
Bolsonaro se mantuvo en silencio sobre la decisión del Supremo y, en uno de sus discursos, se limitó a ensalzar la labor de Moro.
“Si no fuese por la misión del ministro, no estaría aquí”, afirmó ayer el presidente brasileño, quien venció las elecciones de octubre frente al delfín político de Lula, Fernando Haddad.
Quien sí criticó sin ambages la decisión fue su hijo Eduardo Bolsonaro, el diputado más votado de Brasil.
“Sueltan a bandidos y desarman al ciudadano. Pobre brasileño...”, declaró.
El antiguo líder sindical tiene previsto reunirse hoy con sus correligionarios en el sindicato de los metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en Sao Paulo, su cuna política y donde pasó sus últimas horas atrincherado antes de ingresar en prisión hace 1 año y 7 meses.