Cuando Fray Bolaños intentó evangelizar a los aborígenes, estos pidieron al misionero un milagro de Dios. Fray Luis de Bolaños no tuvo otra mejor idea que apoyar su bastón en las toscas y secas piedras y comenzó a orar a Dios para que brotara agua en el lugar.

Luego de algunos momentos, manaron cristalinas aguas de entre las piedras y fue cuando los indios quedaron sorprendidos por el milagro, quienes comenzaron a beber el vital líquido.

Al agua del Ykua Bolaños se atribuye una suerte de tener un hechizo encantador para el amor. Un escrito puesto en el sitio reza: "hoi’úva ykuabolañosgui opytamantevaera ka’asapape" (quien haya bebido agua del Ykua Bolaños, indefectiblemente tendrá que quedarse en Caazapá). Si una mujer caazapeña te da de beber agua de ese Ykua, luego esa persona queda enamorada por la mujer.