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Su agreste panorama, con su brisa, desparrama un perfume embriagador y colmado de frescura su acuarela verde oscura es un cuadro de amor, es parte del poema dedicado a este paraje por el bohemio ovetense Amancio Benítez Vera.
Actualmente, centenares de visitantes tiene esta ciudad y todos los que llegan, si es la primera vez, lo primero que preguntan es por la famosa fuente de agua. Quienes conocen el sitio siempre sienten la atracción de realizar, aunque sea, un rápido paseo por el lugar.
Pero dentro de todo, lo fundamental es el encanto y el hechizo del Ykua Bolaños. Allí donde, en una época de gran sequía y ante la amenaza de los nativos de la zona, el pai Bolaños clavó su bastón e imploró a Dios por el vital líquido. El agua brotó en forma milagrosa y desde entonces, hace 400 años, jamás se secó el hermoso y cristalino manantial.
ESPÍRITU FRANCISCANO
Por esta razón, no es raro entonces que el espíritu franciscano se encuentre presente en cada centímetro de este territorio, que ha pasado por tantas vicisitudes históricas, como por periodos de mayor o menor desarrollo económico. El mítico paraje se constituye en mudo testigo de aquel tiempo lejano, en el que comenzó la reducción, en donde hoy se muestra una ciudad moderna.
El mismo poeta ovetense, Benítez Vera, se refiere en forma extraordinaria al pasado de esta comarca, que hoy se mezcla con el presente. Su descripción es como sigue: como cándido consuelo, en un vasto y rico suelo se levanta una ciudad. Es la imagen del pasado, es la raza que ha dejado a la patria su heredad. Viejas calles anchurosas, donde pasan las airosas, dueñas de las magias del lugar.
Añade: ...Ese mártir franciscano era el padre Luis Bolaños, quien fundó Caazapá. El contrajo la alianza por tan sabia enseñanza la doctrina del Tupã. El Ykua Bolaños se encuentra ubicado a 1.000 metros del centro de este distrito, tomando un camino vecinal que se inicia a la izquierda de la iglesia erigida al patrono de la comunidad, San Pablo.