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La promesa presidencial de transformar estos lodazales en caminos de todo tiempo parece intrascendente para el ministro Ramón Jiménez Gaona.
Más allá de muestras de buena voluntad de algunos funcionarios del MOPC, como el viceministro Walter Causarano, que trata de generar cierto optimismo en sus declaraciones, hasta el momento no se iniciaron las grandes obras de asfaltado anunciadas por el Gobierno nacional. El Poder Legislativo aprobó numerosos préstamos para el asfaltado de rutas en el territorio nacional, pero en las mismas no se incluyen las vías del departamento más aislado: Ñeembucú.
Resulta lamentable que el único proyecto importante en proceso de realización (asfaltado Villeta-Alberdi) haya recibido un nuevo aplazamiento.
Las vías adolecen de un gran defecto en su estructura. Se encuentran por debajo o al mismo nivel de los grandes humedales que los rodean. Por esta razón, cada vez que se registran precipitaciones, el agua de los esteros desborda los caminos, quedando inundados e intransitables.
Los terraplenes construidos de manera precaria y sin estudios de impacto ambiental, tampoco tienen los puentes y alcantarillas necesarios. Fuera de la capital departamental la situación es de extrema gravedad y no se percibe un cambio significativo a corto plazo.