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El hogar de ancianos "San Agustín" funciona desde hace 20 años en el barrio 23 de Octubre, de Ciudad del Este. Se trata del único refugio para personas de la tercera edad en la zona y funciona mediante la caridad de personas que diariamente entregan todo tipo de aportes para los abuelitos. Las autoridades solo los visitan en tiempos de campaña política.
CIUDAD DEL ESTE (Mónica Bareiro, de nuestra redacción regional). Un hermoso jardín le da la bienvenida al hogar "San Agustín", que alberga a 40 abuelitos, 20 mujeres y 20 hombres. Las rosas de todos los colores que transmiten un ambiente cálido y acogedor, son cuidadosamente atendidas por las tres monjas del hogar.
Las Hermanas Benedictinas de la Divina Providencia están a cargo del asilo que abrió sus puertas en 1990, y que a pesar de ser el único hogar de ancianos en la zona, nunca ha sido tomado en cuenta por las autoridades. No recibe ningún apoyo fijo de la Municipalidad de Ciudad del Este y de la Gobernación de Alto Paraná.
"Gracias a Dios todavía no pasamos un día sin comer. A veces la situación es crítica, por lo que tenemos que hacer maravillas y golpear muchas puertas", afirmó la Hna. Zenir Varela, quien está a cargo del hogar desde hace seis años.
El asilo cuenta con aportes fijos de una fundación y de una empresa privada, con lo que se pueden solventar los salarios de las siete funcionarias con las que cuentan, cada una de ellas recibe sueldo mínimo. Además, se debe pagar un honorario simbólico a una doctora que se encarga de brindar atención médica a los 40 ancianos.
La alimentación, los medicamentos, pañales y demás gastos son solventados mediante aportes de todo tipo de personas que diariamente se acercan al hogar.
"Muchas veces llegan personas con un kilo de arroz en las manos, a lo mejor suena a poco, pero eso nos salva el día en ocasiones en las que ya no tenemos casi nada", afirmó la monja.
La más longeva
La mujer de más edad del hogar está a punto de cumplir 107 años, pero para ella no pasó la barrera de los 105 años.
"Hasta ahí nomás quiero cumplir", afirmó doña Romualda, quien a pesar de tener que realizar un gran esfuerzo para caminar, está mucho más fuerte que otros abuelitos con quienes comparte sus días en el hogar.
Entre los internados en el asilo ocho personas se manejan en sillas de ruedas, pero todos los ancianos necesitan una atención personalizada por lo que la tarea en ocasiones se torna más que difícil.
Varios de los ancianos han perdido toda noción, a veces no reconocen a las personas, se tornan agresivos o se encierran en su propio mundo.
La mayoría de los ancianos tratan de no hablar acerca de su familia, ya que el sentirse olvidados y abandonados les produce un gran dolor. Debido a la escasez de personal, es imposible realizar tareas de recreación con los abuelitos. Las únicas actividades que realizan tienen que ver con celebraciones religiosas, donde todos participan con gran entusiasmo.
Sustento diario
La alimentación, siempre y cuando los recursos permiten, es sana y balanceada, con especial cuidado para los diabéticos. Se come cinco veces al día, pero algunos incluso requieren de un refuerzo y se llevan frutas o pan a sus habitaciones.
El edificio, que es amplio y confortable, se encuentra relativamente en buenas condiciones. Sin embargo, los pisos comienzan a desprenderse debido a su antigüedad y dentro de poco tiempo deberán cambiarse por completo.
En cuanto a la atención médica que reciben los abuelos, la Hna. Zenir comentó que la doctora llega al local una vez por semana y asiste rápidamente en casos de urgencia.
La religiosa afirmó que una de las necesidades más imperiosas, es un balón de oxígeno con lo cual podrán socorrer mejor a los ancianos cuando haya alguna emergencia. Las monjas tienen conocimientos de primeros auxilios y una vasta experiencia para brindar a los abuelitos los cuidados necesarios.
Entre las necesidades más imperiosas están los pañales para adultos, ya que es lo que más se utiliza y el precio es bastante alto.
"Pero lo más importante es que si alguien que lee este diario, conoce a alguno de los abuelitos que están acá vengan a visitarlos, para ellos eso es lo más importante. No importa si no pueden hacerse cargo y llevarlos a su casa, con tal de que los vean y les brinden por lo menos un poco de afecto, eso es lo que más se valora en este lugar", señaló la Hna. Zenir. También pueden acercarse los niños y jóvenes que quieran brindarles un momento de recreo con música, danza y juegos.
El hogar cuenta con una línea telefónica, para cualquier tipo de consultas y es el 061-574451.
CIUDAD DEL ESTE (Mónica Bareiro, de nuestra redacción regional). Un hermoso jardín le da la bienvenida al hogar "San Agustín", que alberga a 40 abuelitos, 20 mujeres y 20 hombres. Las rosas de todos los colores que transmiten un ambiente cálido y acogedor, son cuidadosamente atendidas por las tres monjas del hogar.
Las Hermanas Benedictinas de la Divina Providencia están a cargo del asilo que abrió sus puertas en 1990, y que a pesar de ser el único hogar de ancianos en la zona, nunca ha sido tomado en cuenta por las autoridades. No recibe ningún apoyo fijo de la Municipalidad de Ciudad del Este y de la Gobernación de Alto Paraná.
"Gracias a Dios todavía no pasamos un día sin comer. A veces la situación es crítica, por lo que tenemos que hacer maravillas y golpear muchas puertas", afirmó la Hna. Zenir Varela, quien está a cargo del hogar desde hace seis años.
El asilo cuenta con aportes fijos de una fundación y de una empresa privada, con lo que se pueden solventar los salarios de las siete funcionarias con las que cuentan, cada una de ellas recibe sueldo mínimo. Además, se debe pagar un honorario simbólico a una doctora que se encarga de brindar atención médica a los 40 ancianos.
La alimentación, los medicamentos, pañales y demás gastos son solventados mediante aportes de todo tipo de personas que diariamente se acercan al hogar.
"Muchas veces llegan personas con un kilo de arroz en las manos, a lo mejor suena a poco, pero eso nos salva el día en ocasiones en las que ya no tenemos casi nada", afirmó la monja.
La más longeva
La mujer de más edad del hogar está a punto de cumplir 107 años, pero para ella no pasó la barrera de los 105 años.
"Hasta ahí nomás quiero cumplir", afirmó doña Romualda, quien a pesar de tener que realizar un gran esfuerzo para caminar, está mucho más fuerte que otros abuelitos con quienes comparte sus días en el hogar.
Entre los internados en el asilo ocho personas se manejan en sillas de ruedas, pero todos los ancianos necesitan una atención personalizada por lo que la tarea en ocasiones se torna más que difícil.
Varios de los ancianos han perdido toda noción, a veces no reconocen a las personas, se tornan agresivos o se encierran en su propio mundo.
La mayoría de los ancianos tratan de no hablar acerca de su familia, ya que el sentirse olvidados y abandonados les produce un gran dolor. Debido a la escasez de personal, es imposible realizar tareas de recreación con los abuelitos. Las únicas actividades que realizan tienen que ver con celebraciones religiosas, donde todos participan con gran entusiasmo.
Sustento diario
La alimentación, siempre y cuando los recursos permiten, es sana y balanceada, con especial cuidado para los diabéticos. Se come cinco veces al día, pero algunos incluso requieren de un refuerzo y se llevan frutas o pan a sus habitaciones.
El edificio, que es amplio y confortable, se encuentra relativamente en buenas condiciones. Sin embargo, los pisos comienzan a desprenderse debido a su antigüedad y dentro de poco tiempo deberán cambiarse por completo.
En cuanto a la atención médica que reciben los abuelos, la Hna. Zenir comentó que la doctora llega al local una vez por semana y asiste rápidamente en casos de urgencia.
La religiosa afirmó que una de las necesidades más imperiosas, es un balón de oxígeno con lo cual podrán socorrer mejor a los ancianos cuando haya alguna emergencia. Las monjas tienen conocimientos de primeros auxilios y una vasta experiencia para brindar a los abuelitos los cuidados necesarios.
Entre las necesidades más imperiosas están los pañales para adultos, ya que es lo que más se utiliza y el precio es bastante alto.
"Pero lo más importante es que si alguien que lee este diario, conoce a alguno de los abuelitos que están acá vengan a visitarlos, para ellos eso es lo más importante. No importa si no pueden hacerse cargo y llevarlos a su casa, con tal de que los vean y les brinden por lo menos un poco de afecto, eso es lo que más se valora en este lugar", señaló la Hna. Zenir. También pueden acercarse los niños y jóvenes que quieran brindarles un momento de recreo con música, danza y juegos.
El hogar cuenta con una línea telefónica, para cualquier tipo de consultas y es el 061-574451.